“Lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y han palpado nuestras manos, es lo que os anunciamos: el Verbo de la vida. Pues la vida se hizo visible: la vimos, damos testimonio y os anunciamos la vida eterna que estaba junto al Padre y se nos ha manifestado.” (1Jn 1, 1-2) Dios no es un ser lejano, ajeno al ser humano. Se manifiesta, se acerca, se deja conocer. Ahora bien, como el ser humano no está preparado para este conocimiento que le supera, la manifestación es sacramental, es decir, por medio de un signo visible que revela una realidad invisible. Lo comentamos con el Dr. Josep Oton.
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